En distintas “olas”, los argentinos y sus capitales llegaron a Uruguay buscando la estabilidad que no les ofrece su país

escribe Pedro Tristant 
14 minutos Comentar

José Mujica había hablado pocas veces ante tantos empresarios y, faltando 20 días para asumir el gobierno, quiso despejar cualquier incertidumbre que la llegada de un veterano guerrillero de 74 años a la Presidencia de la República pudiera causar. Tenía que ganarse su confianza. Y para lograrlo fue hasta el Hotel Conrad de Punta del Este a hablarle a 1.500 “amigos”.

Sin eufemismos, Mujica le pidió al empresariado que invierta en Uruguay, un país “hermoso” también para residir. “¡Vengan a vivir!”, les sugirió el presidente electo. “¡Si queremos recaudar aumentando los impuestos sobre la misma masa de riqueza, estamos fritos, porque matamos la gallina de los huevos de oro!”, exclamó.

El discurso despertó aplausos, elogios y deseos de suerte. Los empresarios le expresaron a Mujica, y a otros integrantes del designado gabinete que lo acompañaba, sus intenciones de hacer negocios en el país. El futuro mandatario consideró que Uruguay necesitaba “un clima que rodee y que propicie alta inversión”, y estimó que su “utopía” sería alcanzar “25 puntos” porcentuales de inversiones en relación con el Producto Bruto Interno.

El aliento de Mujica a invertir en Uruguay tenía como contracara las dudas sobre el rumbo de su gobierno. The Economist Intelligence Unit, por ejemplo, definió al presidente como un político “pragmático” y “preocupado” por aplicar medidas con consenso, pero alertaba sobre un “riesgo” de que la política se dirigiera más hacia la izquierda.

Pero, más allá de esas dudas, Mujica había logrado que sus palabras llegaran al empresariado. En especial a los argentinos, los inversores extranjeros naturales de Uruguay.

Entre los empresarios del almuerzo en el Cornard estaba el por entonces titular de la Unión Industrial Argentina. Héctor Méndez es un veterano industrial del plástico que nunca hubiera votado a Mujica. Sin embargo, en una entrevista con Búsqueda en octubre de ese año, solo tuvo elogios para el presidente uruguayo. “Ver que Mujica va derecho al grano me encanta”, admitió. Méndez destacó un “camino” de Uruguay que lo hacía “maravilloso y envidiable para invertir”.

El avance de la selección uruguaya en el Mundial de Sudáfrica le regalaba al gobierno una oportunidad gratuita de promoción. El ministro de Turismo, Héctor Lescano, buscaba capitalizarlo: “Más que nunca tenemos que incorporar el resultado deportivo a la promoción institucional de Uruguay” como destino turístico y de inversiones.

Las etapas

En octubre pasado, el presidente Luis Lacalle Pou bajó desde el piso 11 hasta el salón de actos de la Torre Ejecutiva y se encontró con el fundador de Mercado Libre, Marcos Galperín. El saludo entre ambos se limitó a un apretón de manos, un golpeteo en la espalda y a algún comentario por lo bajo mientras compartían la primera fila en el lanzamiento de becas del programa Sembrando.

Esa coincidencia entre Lacalle Pou y Galperín mereció notas de prensa de medios argentinos. Ámbito Financiero escribió que “no es común” que el CEO de Mercado Libre participe de actos públicos y que “llamó la atención su presencia en la Torre Ejecutiva” porque la cultura de la empresa es de mantener distancia de las estructuras de gobierno.

Galperín es uno de los grandes empresarios argentinos que vive en Uruguay. Se mudó en 2002, aunque en 2015 volvió a su país con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia. En 2019, con el regreso del kirchnerismo, se radicó definitivamente en Uruguay. En la decisión de mudarse influye más quién ocupe el sillón de Rivadavia en la Casa Rosada que el gobernante de turno de Uruguay y sus estímulos para la llegada de inversiones.

Nicolás Juan, experto en derecho tributario y socio de la consultora Guyer, sostiene que los inversores que llegan miran, primero, las cualidades clásicas uruguayas: su estabilidad, el poder tener el capital en la cuenta bancaria en la moneda que más le guste, poder invertir en el exterior, tener un sistema judicial independiente del Poder Ejecutivo, que las discusiones de políticas públicas no sean una “guerra”, enumeró en diálogo con Búsqueda.

Aunque el gobierno de Luis Lacalle Pou flexibilizó los requisitos para obtener la residencia fiscal a los extranjeros, los temas tributarios se pueden interpretar como una política de Estado. Los requisitos para la residencia fiscal se fijaron en la reforma tributaria del 2007 y “son muy similares a los actuales”, aunque se sumó la opción de ser residente por “motivos económicos”. Otra ventaja que otorgó la actual administración fue la extensión de cinco a 10 años del período de gracia de exoneración de impuestos sobre los activos del exterior.

El experto diferencia tres etapas en la radicación de inversiones argentinas en Uruguay. Hay una que es transversal a todas: los negocios inmobiliarios en Punta del Este, “reducto” argentino desde siempre.

Vista aérea de Punta del Este. Foto: Nicolás Celaya / adhocFOTOS

Hasta el 2002, el capital argentino estaba destinado a las inversiones inmobiliarias o era depositado en bancos, generalizó Juan. Más que alguna situación específica, no había mudanzas de argentinos a Uruguay.

Pero la crisis económica en Argentina de 2001 marcó un quiebre. El estallido social y la demostración de debilidad política de un país que tuvo cinco presidentes en 11 días cambió el ánimo de algunos empresarios. “Este no es mi lugar para vivir”, pensaban.

Entonces comenzó la mudanza hacia el otro lado del Río de la Plata, pero conservando sus empresas en Argentina. No fue algo masivo, aunque sí llegaron nombres importantes, recordó el experto tributario. Se mudaban a un país que también estuvo atravesado por una crisis cruel, pero que, según entendían, la había manejado “diferente”. “Grandes empresarios lo vieron así y decidieron cambiar su estilo de vida”, comentó.

Galperín fue uno de ellos. El empresario explicó en 2015, en una entrevista con En perspectiva, que se mudó en el año de “grandes disturbios” en Argentina. En Uruguay, donde ya vivían sus padres y uno de sus hermanos, se sentía “cómodo”: no es una ciudad con “grandes urbes”, “los colegios son excelentes” y tiene una “buena conexión con el mundo”.

El empresario Alejandro Bulgheroni y su esposa, junto a Danilo Astori y José Mujica durante la inauguración de una planta de olivos en Pueblo Garzón. Foto: Presidencia

Por esos años también se mudaron el empresario petrolero Alejandro Bulgheroni, el inmobiliario Eduardo Constantini y el “rey de la soja”, Gustavo Grobocopatel.

Los negocios comenzaron a crecer, sobre todo en el sector del agro. Llegarían, con los años, las inversiones en siembra directa y un “gran período de auge de la soja”, comentó Juan. Uruguay era un “país atractivo” para hacer operaciones de trading y como base para manejar inversiones en otros países.

En los últimos años hubo un nuevo quiebre. Ahora sí grandes empresas comenzaron a mudar sus operaciones a Uruguay. Mercado Libre tiene instaladas, además de su sucursal para Uruguay, oficinas para las gerencias regionales. También se mudaron la tecnológica Globant y sus principales ejecutivos, Martín Migoya y Guibert Englebienne.

El expresidente de FIAT Cristinano Rattazzi se vino a Uruguay escapando de “impuestos distorsivos” que aparecían en Argentina, que lo dejarían “sin patrimonio” en 10 años, según declaró en La Nación+.

Pero no todos los negocios fueron exitosos. Los pooles de siembra argentinos hicieron un gran desarrollo en Uruguay, pero su rentabilidad nunca igualó a la que se obtenía en Argentina. A algunos les fue bien, pero a otros, directamente mal. Y muchos pegaron la vuelta sobre el 2015.

Guibert Englebienne. Foto: Globant.

El fin del auge

La pandemia de Covid-19 aceleró los planes del empresario agropecuario Grobocopatel. Desde antes de cumplir los 60 años, sabía que Riachuelo, en Colonia, sería su lugar para vivir de retirado. La virtualidad hizo posible adelantar la mudanza.

Él fue uno de los empresarios sojeros que se fue en 2015. A mediados de año, vendió el 50% de las acciones del grupo Agronegocios del Plata (ADP), la principal productora de granos en Uruguay, a su socio, el uruguayo Marcos Guigou.

Meses después de su retiro del país, explicó, en una entrevista con Búsqueda, que su salida fue la consecuencia de “procesos normales y saludables”. El empresario prometió que seguiría aportando su “granito de arena” en el país y, aunque elogió a Uruguay como un “ejemplo para el mundo”, dejó planteados varios desafíos. “Uruguay debe ir a un sistema más diversificado y de mayor integración en las cadenas de valor locales y globales. Debe mirar más afuera, ‘una noción para el mundo’ debería ser la visión”, comentó en esa entrevista.

Ya en 2011 Búsqueda informaba que grandes grupos de origen argentino —los impulsores del boom agrícola que vivía Uruguay en esa época— replegaban sus negocios agrícolas. Los motivos eran el aumento de los costos de arrendamiento de los campos, de los fletes y de la mano de obra, que no podían diluir con la productividad de las exportaciones.

Los costos en los dos países eran similares, pero la productividad en Argentina era mayor: mientras en Uruguay un cultivo de soja permitía producir unos 2.000 kilos por hectárea, en suelo argentino rendía 3.000 kilos.

En setiembre de 2021, en una charla con estudiantes de la Universidad Católica, Grobocopatel dijo que en Uruguay los costos logísticos, de trabajo y de algunos servicios “son altos”. “Transportar granos por 300 kilómetros en Uruguay es lo mismo que transportar en Argentina por 800 kilómetros, y eso afecta negativamente” la competitividad de la economía, ejemplificó.

Pero en Argentina el problema es, básicamente, otro: los impuestos, que “desincentivan el uso de la tecnología”, sostuvo ese empresario. “El ejemplo más dramático son las retenciones en Argentina, que te bajan el precio del producto, cuando el del insumo sigue alto”, dijo a los estudiantes. “En Argentina innovamos para resistir, no para mejorar la productividad”, lamentó.

Grobocopatel afirmó que los empresarios deben participar en forma “comprometida” del “debate público”, con sus “ideas”. Entonces, por ejemplo, opinó sobre la flexibilización del Mercosur. El otrora “rey de la soja” se definió como “fundamentalista” del Mercosur porque la integración de la región debe “responder a los desafíos de la globalización”. Y explicó: “Es muy difícil que cada país individualmente pueda resolver la competitividad y la integración si no es a partir de la región. Si Uruguay o Argentina lo quiere hacer solo, va a tener la ilusión de que hizo algo bien, pero al final va a estar mal: no va a llegar”.

Gustavo Grobocopatel en el evento Canelones TED Alimenta. Foto: Intendencia de Canelones

Otros ingresos

El presidente argentino Carlos Menem viajó a la estancia de Anchorena copiloteando una avioneta. Llevaba menos de un año en el cargo y visitaba a su par uruguayo, Luis Alberto Lacalle Herrera, que había asumido hacía seis meses. Se mostraron distendidos, un estado que se reflejaba en su vestimenta: iban de ropa sport, con los cuellos de las camisas desabrochados, contó Búsqueda el jueves posterior al asado de presidentes.

Las inversiones fueron parte de la charla. En la comitiva de Menem —o “Méndez”, como le decían los periodistas argentinos evitando una supuesta “yeta” al decir el apellido— había dos empresarios italianos interesados en negocios en el rubro hotelería.

Pero más allá del siempre presente deseo de atraer inversiones la agenda del gobierno de Lacalle estaba enfocada en la “integración” entre los países, que derivaría en la creación del Mercosur. Le había costado recibir el apoyo de los empresarios uruguayos a sus planes, pero en los días previos al encuentro con Menem las gremiales empresariales le comunicaron un cambio de postura.

El fallecido empresario Franco Macri era un entusiasta de la integración. Decía que beneficiaría a Uruguay, porque el país podría “encontrar ‘nichos’ en los mercados” vecinos donde colocar productos en “cantidades muy superiores” a las del mercado interno.

Macri tenía varios negocios abiertos en Uruguay, con distintas empresas de su grupo. La constructora Performar trabajó en la remodelación del Hospital Pereira Rossel y en las obras del Puerto de Punta del Este. Su empresa Movicom participó de la licitación del contrato de telefonía celular de Antel. Y Macri iba por más.

“También estamos interesados en las privatizaciones futuras de Uruguay, especialmente el gas, con base en el proyecto de provisión de gas desde Argentina. Además, estamos muy interesados en Pluna y en el sector energético”, declaró Macri en una entrevista con Búsqueda. Su deseo nunca se concretó. Sin embargo, en 2012, con Pluna ya fundida, el gobierno esperó por Macri en la subasta por los aviones de la aerolínea, pero finalmente nunca ofertó.

A las dos semanas de que Lacalle Herrera asumiera como presidente, Búsqueda informó sobre un fenómeno migratorio que se estaba dando: regresaban “numerosos uruguayos” residentes en Argentina, mientras argentinos se mudaban para Punta del Este, aunque en menor dimensión. “Más que por una necesidad económica”, los argentinos se establecieron “ante el estado de inseguridad social de su país”, dice la nota.

Habitualmente, el Instituto Uruguayo-Argentino de Punta del Este registraba unas tres inscripciones de argentinos por año, pero en 1990 fueron 15 en un total de 53 ingresos.

El director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de entonces, Conrado Hughes, estaba preocupado porque había ciudadanos argentinos que cruzaban el río Uruguay y deprimían “el mercado de trabajo rural” ofreciendo su labor por la mitad del salario de un uruguayo. “Esto es dramático”, se quejó.

En 2022, hubo una desaceleración de las solicitudes de residencias en Uruguay en comparación al 2021, cuando 12.489 personas pidieron la residencia, según datos de la Cancillería que informó El Observador. Hasta julio de este año hubo 4.892 y en ese ministerio estimaron que el año se completaría con otras 3.495.

Juan cree que no habrá “otro oleaje” de argentinos que vengan a instalarse en Uruguay, porque “la mayoría” de los que pensaban mudarse ya lo hicieron. Los empresarios que ya están se van a quedar “en el mediano plazo” por la “estabilidad” que les brinda Uruguay, opinó. Incluso aunque se concrete un cambio de gobierno en las elecciones de 2023 en Argentina: “Para que le vuelvan a tener confianza” a su país “tienen que pasar por lo menos tres gobiernos”.

Lacalle Pou y su esposa posan junto a los empresarios Eduardo Costantini y Manuel Antelo en el lanzamiento de la Asociación de Argentinos Residentes en el Uruguay

Lacalle Pou insiste en su deseo de que los empresarios inviertan en Uruguay. En noviembre de 2021, el mandatario se reunió con residentes argentinos y dijo en una rueda de prensa que Uruguay tiene lugar para 250.000 personas más. “Queremos que vengan con su familia a invertir y a dar trabajo”, comentó.

Interpretó que la decisión de los extranjeros de radicarse no se da por las políticas del gobierno sino por la “forma de ser de Uruguay”, por lo que construyó en el pasado y por lo que “van a construir los próximos presidentes”.

Como Mujica en el verano del 2010, Lacalle Pou como presidente electo también impulsó la llegada de argentinos. En un evento ante empresarios de la construcción, contó su intención de flexibilizar las regulaciones de la residencia legal y fiscal con el propósito de que llegaran unos 100.000 extranjeros durante su mandato. Su comentario le valió el primer enfrentamiento con el presidente argentino, Alberto Fernández. “Hicieron un trabajo tan prolijo para que Uruguay deje de ser un paraíso fiscal y de favorecerse del dinero espurio que a mí me parece que, si yo fuera Luis (Lacalle Pou) o él me preguntara, le diría: pensalo dos veces”, sostuvo el mandatario, al mes de haber asumido, en una entrevista con C5N.

Mujica también criticó la postura aperturista de Lacalle Pou. Consultado en El Observador, el expresidente opinó que la preocupación del gobierno debía ser que los uruguayos inviertan su dinero en el país en lugar de “traer 100.000 cagadores argentinos”.

  • Recuadro de la nota

El tratado que hizo temer por la inversión argentina en Uruguay

Economía
2022-11-02T19:58:00