La homosexualidad es una “anomalía” y es “obvio que juega” al designar docentes, dice la rectora de la Universidad de Montevideo

entrevista de Guillermo Draper y José Peralta 
12 minutos Comentar

“El hecho es que soy gay, siempre lo he sido y siempre lo seré, y no podría ser más feliz y estar orgulloso y cómodo conmigo mismo”. Eso dijo públicamente el 2 de julio el conductor estrella de la cadena televisiva estadounidense CNN, Anderson Cooper.

Si Cooper, de 45 años y con una extensa trayectoria periodística, quisiera dar clases en la Universidad de Montevideo (UM), es “obvio” que su “anomalía” entraría en juego a la hora de decidir su ingreso a esa institución, según la nueva rectora de la UM, Mercedes Rovira.

Rovira, que es doctora en Filosofía y máster en Artes Liberales por la Universidad de Navarra, será a partir del 16 de julio la primera mujer en ocupar el cargo de rector de una universidad privada uruguaya, en sustitución de Santiago Pérez del Castillo.

La rectora explicó que cuando alguien quiere ser profesor de esa institución se le transmite “la misión de la universidad” que es “muy clara” y que involucra “una visión trascendente” del hombre, “el sentido del trabajo, la excelencia en el quehacer de la universidad y el respeto por la persona y la familia”.

“Si un profesor tuviera una visión contraria a esa visión, pues no vendría aquí, o cuando se da cuenta que no coincide se tendría que ir”, añadió.

Rovira sostuvo que durante su gestión intentará que la matrícula de la institución siga creciendo. Sin embargo, aclaró: “Nunca vamos a tener una universidad numerosa. La educación que damos no es masiva”.

Sobre los alumnos que llegan a la universidad, advirtió que su nivel es cada vez peor. “Se nota el deterioro en la capacidad de elaborar su pensamiento propio y de expresar su opinión”, dijo Rovira.

—Sin tener en cuenta el período de intervención de la Universidad estatal por parte de los militares, usted será la primera mujer que se desempeñe en el cargo de rector de una universidad uruguaya. ¿Le parece un avance para las mujeres en la sociedad?

—Me parece normal que haya mujeres rectoras. Los puestos directivos son tanto para hombres como para mujeres. No entiendo las luchas por poderes, por cuotas de participación para mujeres, porque creo que estamos en igualdad de condiciones. Hay trabajos que tienen que ser para hombres por sus condiciones físicas y hay otros que son más específicos para las mujeres, como el cuidado de niños o enfermos.

No lo veo como un logro del estilo “las mujeres llegamos a ser rectoras”, me parece algo obvio porque es un trabajo para hombres y mujeres.

—¿Qué análisis hace de la situación de la enseñanza uruguaya?

—Estamos todos muy preocupados por el estado de la enseñanza. Hay que tomar medidas urgentes y otras de mediano plazo. Por medidas urgentes entiendo los planes de mejora que se están haciendo, como el ProMejora. Es importante mejorar la calidad de la educación y reducir los índices de deserción.

Tal como está, el sistema universitario no puede acojer a los alumnos de Secundaria con el grado de conocimientos con el que están llegando. Estamos haciendo esfuerzos por suplir ese desnivel que hay, pero eso no es suficiente.

Otro aspecto es mejorar la profesionalización docente. En nuestro país no se toma verdaderamente como una profesión el de ser docente universitario. Pasa por un tema económico, pero también de consideración social.

Hay otro punto, incluso más importante que la universidad, que es la formación técnica. La educación debe enfocarse mucho más a salidas tecnológicas más rápidas, porque al país le hacen falta trabajadores en esas áreas técnicas, y además pueden captar a una gran parte del estudiantado de Secundaria.

—¿El nivel de los estudiantes ha empeorado?

—Se nota un deterioro. Uno ve que hay faltas de comprensión lectora, hay carencias en lectura. El esfuerzo que hay que poner para complementar esa carencia es mucho.

El nivel no depende para nada de su origen socioeconómico. Hay muy pocos alumnos que estén acostumbrados a estudiar todos los días, y aquí hay que estudiar todos los días.

—¿Cuáles son los objetivos para su gestión?

—Los mismos que tiene la universidad desde su arranque en 1995. Lo que queremos aportarle a la sociedad son profesionales muy bien formados desde el punto de vista académico y humano, con un sentido social y de responsabilidad de su papel en la sociedad. El objetivo de mi período de tres años es consolidar el proyecto universitario.

—La Universidad de Montevideo tiene una matrícula que crece poco año a año. ¿El objetivo es mantener ese criterio?

—Nunca vamos a tener una universidad numerosa. La educación que damos no es masiva. Eso permite mantener un asesoramiento académico personalizado.

Eso sí, aún no alcanzamos el techo: estamos en unos 2.300 alumnos y aspiramos a llegar a no más de 4.500. La tasa de crecimiento es baja, pero es prioritario mejorar el cuerpo del profesorado y su formación antes que crecer en alumnado. Porque además nuestro sistema esta enfocado a que los profesores se doctoren y trabajen en régimen full time.

Pero además de nuestro sistema, también hay factores que atentan contra la incorporación a la universidad, porque no es solamente llegar a más alumnos sino a qué alumnos.

—¿Cómo prevé que será su relacionamiento con la Universidad pública, donde muchas veces surgen resistencias al crecimiento del sector educativo privado?

—No me adelantaría a los problemas. Los iremos encarando a medida que se vayan presentando. Entiendo que haya problemas históricos. Pero lo que hacemos los privados es aportar a la sociedad gente para lo público. No son dos sectores enfrentados, trabajamos todos para la misma sociedad. Y no hablaría de competencia, sino trataría de hacer ver que los privados estamos colaborando con el país.

—El Opus Dei es el “garante moral de la formación espiritual” de la universidad. ¿Cómo repercute eso en la enseñanza?

—La universidad tiene una inspiración cristiana. Aunque no es una universidad oficialmente católica, como lo es la Universidad Católica, porque los responsables de la institución son una sociedad civil sin fines de lucro. El motivo por el que ha hecho ese convenio con la Prelatura del Opus Dei es porque la visión que tiene la universidad y la que quiere transmitir a los alumnos es una visión de la persona con un sentido trascendente. No solo con una visión católica, sino con una visión de que no se acaba todo en esta vida, de que nos proyectamos hacía una vida futura; por lo tanto, en el modo de encarar la vida y de encarar la persona no es aséptico, no es neutro.

¿Cómo afecta a los alumnos? A los estudiantes se les presenta una visión de la vida y de la persona en la forma de encarar la educación y en determinadas materias más clara. Eso no quiere decir que se imponga. Todo lo que es cristiano respira libertad. No sé qué porcentaje de estudiantes católicos tenemos, hay muchos estudiantes judíos, muchos protestantes y muchos que no son nada. A ningún alumno se le pregunta qué es ni se le intenta convencer de nada. Se presenta lo que estamos convencidos que es lo verdadero y lo que, por lo tanto, va a llenar y a satisfacer a tantas cuestiones que nos preguntamos las personas.

¿Cómo afecta la relación del Opus Dei como garante de la formación moral y espiritual con relación a la enseñanza? Si los que transmiten la formación moral no tuvieran una visión concreta, una visión coherente con la visión de persona que queremos dar, no estaríamos haciendo lo que decimos que hacemos, que es dar esa inspiración cristiana. El Opus Dei ayuda a que no se pierda eso. Cuando escribimos la misión de la universidad nos inspiramos en el pensamiento de San Josemaría Escrivá. Además mantenemos esa adhesión a todas las enseñanzas de la Iglesia, que en nuestra universidad siempre se van a respetar.

—¿Cómo afecta eso la designación del cuerpo docente?

—No afecta. O sea, a los profesores les transmitimos la misión de la universidad, que está muy clara: el sentido del trabajo, la excelencia en el quehacer de la universidad, el respeto por la persona y la familia, y esa visión trascendente. Los profesores tienen que adherirse a esa misión, no importa de dónde vengan. Si un profesor tuviera una visión contraria a esa visión, pues no vendría aquí, o cuando se da cuenta que no coincide se tendría que ir.

Lo que les pedimos a los profesores es cierta adhesión a la misión de la universidad y esa visión no es única y exclusivamente para gente católica. Tenemos profesores judíos, por ejemplo, y no tenemos ni medio problema. Respetan la visión, obvio. Saben que pensamos distinto en cuanto a la religión, por supuesto. Les respetamos ciertas fiestas o lo que sea, obvio.

—¿Qué pasa con el que no es religioso?

—Está lleno de alumnos así.

—¿Y de profesores?

—A un profesor de matemáticas le explicás la misión y él la respeta, si no la respeta, no tendría que estar. ¿En qué incide? Los profesores son modelos también. Si un profesor no respetara a las personas, discriminara a determinado grupo social, o si se burlara de la religión de otro profesor, no estaría respetando la misión.

¿Qué profesores son a los que afectaría más el responder a la visión que tiene la universidad? Bueno, a los profesores de materias como Teología, Ética o Antropología. En esas materias estás transmitiendo una visión más específica de lo que es la persona. Damos Teología para ser coherentes con lo que decimos que vamos a dar.

¿Yo pienso que es verdad? Estoy totalmente convencida. Ahora, la verdad no se impone, se propone. Así como le podés dar historia y te puede decir que cierto período de la historia no me importa nada, pero igual lo tenés que dar. La persona puede decir ‘aprendí lo que es la Teología desde el punto de vista católico y lo tengo ahí’ o se puede dar que piense que le puede sacar partido.

—¿Cómo puede afectar eso a la libertad de cátedra?

—La libertad de cátedra se respeta. Ahora, ¿qué es lo que hay que respetar? Otra vez volvemos a una visión de la persona en la que respetes lo que entendemos que es lo genuino desde el punto de vista de la naturaleza humana, en lo que es la persona.

—Usted dice que el docente es “modelo” para los alumnos y debe aceptar cierta visión de la vida. ¿Y qué pasa si es homosexual? ¿Eso juega a la hora de designar docentes?

—Obvio que juega. Porque si estamos diciendo que el docente no solamente tiene que enseñar en el aula, sino que es un referente. ¿Del 100% de nuestros profesores yo pongo las manos en el fuego con que todos son modelos de vida? No, no puedo meterme en las casas de cada uno.

—¿El objetivo es que todos sean referentes?

—Por eso les explicamos a los docentes dónde están. Les decimos que esta institución busca esto. Le explicamos por qué, con mucha más profundidad de lo que se los estoy explicando a ustedes ahora. ¿Hay cosas discutibles? Bueno, vamos a discutirlas. Quizás haya cosas que no las compartan, si no las comparten tendrán la prudencia de no meterse en lo que disientan. Obviamente que ha pasado y pasa. Hay docentes que dicen “en esto no me meto porque pienso diferente, no me voy a exponer a ir en contra de lo que la universidad quiere y para lo que fue fundada”.

Rovira debió declarar ante la Justicia por sus dichos sobre la homosexualidad. Foto: Subrayado

—¿Qué pasa con aquel docente que está trabajando y toma determinadas opciones de vida?

—Bueno, habría que verlo. Si se trata de una situación escandalosa. Problemas podemos tener todos, nadie tiene el futuro asegurado y hay que tener mucho respeto y mucha comprensión por las personas. Hay situaciones particulares en las que no hay que meterse en la medida en que no le haga un daño a los alumnos. Sería muy injusto el juzgar a las personas por situaciones sobre las que capaz que ni siquiera tuvieron decisión.

—Llevando esta discusión a un caso concreto. Hace semanas el prestigioso periodista de la CNN, Anderson Cooper, declaró públicamente que es homosexual y que lo contó porque ayuda a que la comunidad gay gane espacios. ¿Qué sucede si eso lo hace un docente de la Universidad de Montevideo?

—Nosotros somos bien claros en lo que buscamos. El respeto a la persona no va reñido a que consideramos que la verdad es lo que propone la naturaleza humana. La naturaleza humana somos hombres y mujeres, y la diferenciación de sexos es de la naturaleza, biológica y determinante. Que haya anomalías, las hay. También hay tréboles de cuatro hojas.

Nosotros queremos ir en búsqueda de la verdad, como decimos en la misión, y respetar a las personas. También tenemos que ser consecuentes con lo que decimos. Estamos convencidos de que la naturaleza humana es la realidad, la verdad y hacia lo que vamos. Y que la ciencia debe ir en búsqueda de esa verdad que está en la propia naturaleza. Para algunos no estará tan claro por distintos motivos o vaya a saber por qué —y en eso uno no entra a juzgar—, que el hombre y la mujer son complementarios, que entre los dos formamos la persona completa en la naturaleza humana.

—Entonces, a nivel de la universidad ese tema juega en cuanto a lo docente...

—Sí.

Información Nacional
2022-10-29T23:54:00