Del Uruguay de los 2,8 millones de 1972 habitantes al actual: más universitarios, celulares y presos, menos cine e inflación en un dígito

REDACCIÓN  
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De los poco más de 2,8 millones de habitantes que había el año en que nació Búsqueda, Uruguay pasó a superar la barrera de los 3 millones cuando se restablecía la democracia. En los años posteriores la demografía empezó a mostrar una característica que trae al presente problemas de solvencia para la seguridad social: hay menos nacimientos y aumentó la esperanza de vida, con lo que la proporción de personas mayores aumentó.
En ese medio siglo la economía uruguaya tuvo más años de expansión que de contracción, ocurridas algunas en el marco de crisis como las de 1982, 2002 o la todavía fresca del 2020, provocada por un nuevo virus que se expandió supuestamente desde China al resto del mundo.

Ese crecimiento económico, que llevó el Producto Bruto Interno (PBI) a más de US$ 63.000 millones, se dio de la mano de un aumento del comercio exterior uruguayo, no solo de bienes sino también de servicios. Pero, desde el campo, algunos rubros tradicionales siguieron siendo la base de la estructura productiva. Aumentaron las cabezas de ganado vacuno, se valorizaron los predios agropecuarios, pero se redujo la cantidad de explotaciones rurales, lo que denuncia un fenómeno de concentración en el sector.  El cambio más notorio en la agricultura fue el empuje de la soja, que era un cultivo marginal en 1973 (5.284 hectáreas sembradas) y desde 2012 ocupa en torno a 1 millón de hectáreas de campos, con argentinos trayendo capitales, nuevas tecnologías y gestión (ver páginas 48 y 49).

La inversión extranjera directa se hizo más constante y en las décadas recientes alcanzó cifras históricamente elevadas por proyectos como los de las fábricas de pasta de celulosa, un rubro que no estaba en la matriz uruguaya 50 años atrás. Antes de eso, un marco jurídico y tributario propicio estimuló el desarrollo forestal (ver páginas 40 y 41).

El turismo se desarrolló apoyándose en la demanda de visitantes del exterior, que pasó de 1 millón a fines de los 80 a casi 4 millones en 2017 y 2018, antes del golpe por la pandemia de Covid.

Las telecomunicaciones dejaron de ser llamadas y ampliaron su contribución al PBI gracias al tráfico de datos. En 1997 había 5.716 teléfonos públicos operando, en 2015 rondaban los 15.500 y a junio pasado había unos 1.700; con los primeros aparatos que estuvieron disponibles en Uruguay a comienzos de los 90, la comunicación interpersonal pasó a ser canalizada a través de teléfono móviles personales (hay unos 5,9 millones servicios actualmente).

Algunos números de la macroeconomía mejoraron notoriamente y la inflación, de 95% o 107% de los primeros años de la década de los 70, contrasta con registros actuales de en torno a 8% o 9% anual. En cambio, rara vez las finanzas públicas cerraron en equilibrio o con superávit y cada tanto vuelven los “ajustes fiscales”.

En el Uruguay de hoy, con algo más de 3,5 millones de habitantes, hay más escuelas urbanas y egresados universitarios que antes; desde 2011 la cifra anual supera los 5.000 nuevos recibidos. También el Estado ocupa a más personas —casi 297.000 empleados propiamente dichos, frente los 247.000 de principios de los años 70—, aunque la proporción de personal militar bajó (de 12,5% en 1995 a 9,6% en 2021).

Foto: Ricardo Antúnez / adhocFOTOS

Las familias son más chicas que en el pasado y hay menos casamientos; los divorcios tuvieron un pico en los años posteriores a la crisis económica del 2002.

La pobreza y la desigualdad de ingresos es menor que hace algunas décadas atrás, aunque los asentamientos irregulares oscilaron entre 600 y 700 en este siglo, sin una tendencia clara de reducción.

La delincuencia aumentó: desde los poco más de 30.000 agresiones y lesiones, hurtos, rapiñas, daños y homicidios registrados en 1980, se pasó desde 2002 a cifras superiores a 100.000 delitos (y hasta 200.000 algunos años récord).En consonancia con eso, hay más personas presas en números absolutos —unas 14.300 actualmente— y Uruguay destaca negativamente en los comparativos que toma en cuenta el ratio según el tamaño total de la población.

En lo que hace a la posesión de bienes materiales, la vida moderna actual es más confortable y digital que en el pasado (aunque la cantidad de suicidios creció, lo que sugiere cierta insatisfacción).
El sueño del vehículo propio se hizo realidad para muchas familias en años recientes y el parque de vehículos en circulación se amplió; la contracara fue que cayó la venta de boletos de ómnibus. Los uruguayos de hoy pagan más con tarjetas de crédito o débito en lugar del dinero en efectivo.

El cine, que vendía alrededor de 7 millones de entradas al año a comienzos de los 70, ahora no llega a la mitad de esa cifra. La diversión la encuentran en las pantallas en el hogar, en la televisión por abonados o conectados por Internet a plataformas de streaming. Como el teatro, también los partidos de fútbol perdieron espectadores en las tribunas pero ganaron en televidentes.

Un compendio de estadísticas de diversas fuentes —principalmente oficiales— expone algunas de estas transformaciones económicas y sociales ocurridas en Uruguay en el último medio siglo.

Economía
2022-11-02T21:04:00