El entramado empresarial nacional se modificó en las últimas décadas, con 2002 como año récord de disoluciones societarias

REDACCIÓN  
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Con el cierre de algunas emblemáticas como la transportista ONDA y otras ignotas, grandes y relativamente chicas, nacionales o filiales de corporaciones extranjeras, el tejido de empresas en Uruguay se fue depurando al mismo tiempo que aparecieron nuevas compañías, también de distinto porte y procedencia de los capitales, con la pastera UPM como muestra más notoria por la dimensión de sus inversiones. O la informática india Tata o la también tecnológica Globant y Mercado Libre como ejemplos de diversificación de rubros con oficinas en Montevideo.

Los procesos de liquidación son, también, un espejo de las crisis que atravesó el país a lo largo de los últimos 50 años, con la de 2002 como la más fresca en la memoria colectiva. Fue, a su vez, la que dejó el mayor tendal de sociedades disueltas: más de 180. Así surge de un recuento realizado por Búsqueda de los avisos de disoluciones publicados cada año en el Diario Oficial, disponibles desde 1980 hasta la fecha. Figuraban entre las notificaciones de “Disoluciones” y “liquidaciones conyugales” y los “Divorcios”, en los primeros tiempos con más desarrollo que los escuetos textos actuales, aunque sin develar mayor detalle acerca del proceso que llevó a estos desenlaces.

La disolución de una empresa puede ocurrir por múltiples razones, y si bien lo más común es que obedezca a situaciones adversas en el negocio, hay casos en que ocurre por decisión de los accionistas de discontinuar la actividad al no tener sucesores para seguir adelante o la imposibilidad de venderla.

Textil coloniense Campomar & Soulas

Ochenta y noventa

En 1980 se publicaron un total de 35 avisos de ese tipo. Allí figuró, por ejemplo, la liquidación definitiva de Casa Bancaria Sudafricana y de América del Sur, lo que dejó sin efecto una moratoria provisional que había decretado el Banco Central.

El año 1982 fue traumático para la economía uruguaya. Entonces fueron 22 las publicaciones de disoluciones aprobadas. ALPA S.A. pidió su cancelación en el Registro Público y General de Comercio. Al año siguiente, cuando persistían coletazos de la brusca devaluación, aparecieron en el Diario Oficial 33 avisos. 

Algunas muertes empresariales tienen alta notoriedad pública y atraen la atención del sistema político, sobre todo cuando involucran a muchos trabajadores o son firmas importantes para el departamento —generalmente en el interior— en el que están radicadas.

Para algunas compañías, como la Organización Nacional de Autobuses (ONDA), el salto cambiario de 1982 fue el inicio de una pendiente que llegó a su fin casi una década después. Las deudas en dólares de la empresa se abultaron y, pese a que renegoció condiciones de pago con los bancos, la baja en la actividad del transporte en un contexto recesivo a mediados de los 80 y problemas para adquirir repuestos para sus ómnibus la llevaron, en 1991, a la liquidación. 

Las 16 publicaciones de 1989 hacen a ese año uno de los que tuvo menos cantidad de disoluciones publicadas. En ese corto listado estuvieron, por ejemplo, la sociedad en comandita Vendimia, de la familia Zunino, un apellido tradicional en ese giro agroindustrial en Canelones. Y la Cooperativa de Consumo Funcionarios Públicos y Municipales de Paysandú, un tipo de entidad que en décadas más recientes enfrentó dificultades para subsistir.

Tanque de Paylana. Foto: sau.org.uy

En 1991 se acumularon 185 avisos publicados. Ese año entró en vigor el Tratado de Asunción, que dio origen al Mercosur y rebajó impuestos de importación entre los cuatro socios, lo que fue un desafío, particularmente para el sector fabril nacional; la textil coloniense Campomar & Soulas fue una de las liquidadas.

En 1992 hubo otras 53 disoluciones societarias, entre ellas, la importadora Mateo Brunet y Cía., que en la década de 1920 había construido su propio edificio de estilo ecléctico sobre la avenida Uruguay, en Montevideo. Sin embargo, su ficha de liquidación judicial está fechada en 1983, lo que desnuda que fue un largo proceso de cierre. Provocándole seguramente a los dueños lo opuesto a su denominación, en 1992 también cerró la sociedad de responsabilidad limitada La Alegría, con domicilio en Pando.

En 1995 se contabilizaron 99 avisos de disoluciones de empresas. BH Internacional S.A. inauguró el año y La Montevideana S.A. lo clausuró. En el medio estuvieron por ejemplo los casos de la Compañía de Financiamiento e Inversiones Arona, Etienne, Corporación Intertrans y Fondos Mobiliarios. En ese mismo año cerró Casa Sapelli, una conocida tienda de electrodomésticos.

En 2001 se liquidó la textil Sudamtex, altamente endeudada, con caída en sus ventas y después de fracasar un acuerdo con Industrial Textil Argentina. La planta fabril era un emblema de Colonia.

Policías custodian el Banco de Montevideo en plena crisis financiera de 2002. Foto: AFP

Crisis y después. Pero el récord de avisos de disoluciones de toda la serie se dio en 2002: fueron 182. En ese año ocurrió la última gran crisis bancaria y económica que enfrentó Uruguay. En la lista de empresas caídas están Morax S.R.L., Italfast, France AVU International, Lomas de Pirineos, Intertexas, Mercobras Trading y Pennsylvania Railroad, por ejemplo.

Pero los cierres más notorios de entonces estuvieron en el sector financiero, porque la corrida de depositantes llevó a la tumba a varios bancos y una cooperativa financiera insolventes; también hubo fusiones y absorciones que dejaron un sistema más concentrado y con marcas internacionales fuertes (salvo Bandes, que es una filial propiedad del Estado de Venezuela). 

En 2007 hubo 137 disoluciones. En ese año entró en vigor una reforma tributaria. En el Diario Oficial, el 2008 volvió a ser un año cargado de avisos de ese tipo: entre los 133 publicados aparecen los de Yalas Investments, Lenacor, Carwel International y Merzig Investment, por nombrar algunas.   

En 2011 cerró Paylana, una industria histórica de Paysandú. En setiembre pasado El Observador la recordó para subrayar la “reconversión” de “cuna textil a hub tecnológico” que tuvo ese departamento, donde desde hace años tienen allí operaciones la compañía de software Bantotal y más recientemente se instaló la colombiana Sofka, ocupando parte del predio que pertenecía a la disuelta textil. 

Como el recordado caso de ONDA, en el sector del transporte de pasajeros hubo otros recordados cierres de empresas no tan lejanos en el tiempo. La cooperativa Raincoop, que en 1975 había heredado los servicios en Montevideo de la vieja Amdet (Administración Municipal de Transporte), terminó de liquidarse en 2016-2017 con la subasta de sus últimos ómnibus.

En 2018 se decretó la liquidación de la industria láctea sanducera Pili, que tuvo novedades el mes pasado: nadie ofertó para adquirir su marca. Como en este caso, el cierre de empresas supone la desaparición de un nombre recordado y, además, afecta a sus extrabajadores, que todavía siguen esperando por cobrar lo que les corresponde.

La pandemia de Covid-19 dio un golpe duro al entramado empresarial. En el Diario Oficial se publicaron 162 avisos de disoluciones, incluidas las de Exportadora Pharma, Inversora Winkel, Chateau Arnoux, Ternium Internacional y Sunset Bay.

En 2022, hasta mediados de octubre, hubo más de 70 avisos.

Fachada del Montevideo Shopping. Foto: Ricardo Antúnez / adhocFOTOS

Los nuevos

Así como murieron algunas empresas y marcas emblemáticas, surgieron otras que se fueron metiendo en el inconsciente colectivo.

En el segmento del retail, la apertura del primer shopping center del país, en 1985, supuso un antes y un después. A Montevideo Shopping le siguieron, años después, Punta Carretas, Portones (ambos inaugurados en 1994) y el más reciente, Nuevocentro (2013), pero esa modalidad de tiendas se extendió también por el interior, con el grupo Lecueder como propulsor.

Otro desembarco que sacudió el mercado fue el del hipermercado Géant de Parque Roosvelt. En sus páginas de Empresas y negocios, Búsqueda consignó el momento de la apertura, con 6.000 televisores, 10.000 bicicletas y 28.000 vaqueros vendidos en los primeros cinco días. Fue una locura comercial que algunos tenderos locales vieron con inquietud.

Aunque las zonas francas son un régimen con muchas décadas en Uruguay, la instalación de Zonamerica en 1990 inició una explosión del sector. World Trade Center, Aguada Park y Parque de las Ciencias fueron réplicas posteriores.

En la industria, como la cárnica, aparecieron empresas nuevas que tomaron peso en el sector a partir de adquisiciones, como el grupo de origen brasileño Marfrig. 

El paisaje de algunas localidades del interior cambió con la instalación de las fábricas de pasta de celulosa. Primero se radicó Botnia (ahora UPM) en las afueras de Fray Bentos, no sin controversias más allá de fronteras. Después fue Montes del Plata, en Conchillas, Colonia. Y aunque todavía no empezó a producir, la planta de UPM 2 ya trastocó la economía y el ritmo del bucólico Pueblo Centenario, entre Paso de los Toros y Durazno.

Economía
2022-10-31T14:44:00