Germán Rama ponderó el primer año de la reforma educativa, atribuyó las resistencias a "ciertos sectores políticos" que "atacan a todas las reformas" y anunció más cambios para 1997

REDACCIÓN  
13 minutos Comentar

* Yo no me puedo quedar de brazos cruzados mientras uno de cada tres alumnos de Secundaria y uno de cada dos de UTU fracasan, mientras los  niños más pobres no acceden a educación. (...) Nosotros estamos para  hacer cosas y si no hacemos nada, es omisión. Es posible que yo sea  un hombre muy hacedor y que no consulte, pero si yo consultara con  cada sector no haría nada. Nos estamos integrando con (Argentina y  Brasil) y no sabemos nada de ellos. En los últimos años en el Uruguay  nadie hizo nada al respecto. En las experiencias piloto se estudia el  mundo contemporáneo y especialmente la región. Yo no voy a pasar  cuatro años discutiendo esto. Si eso es soberbia, mala suerte."

* La "experiencia piloto" que se aplicó este año en los primeros años  de 11 liceos ya logró reducir en 25% la deserción de estudiantes, los  profesores que están en ese programa "no se quieren ir" y, para el  cupo de 200 docentes necesario para cubrir la ampliación de esta  experiencia a 26 liceos en 1997, se presentaron 600 profesores.

* La conflictividad de 1996 en la enseñanza tuvo "una evidente carga  política". Los tupamaros y los comunistas aprovecharon actos  políticos diversos para protestar contra la reforma. "Las  resistencias están en esos sectores y no en el conjunto de la  población." Pese a ello, 1996 fue "el año de menos clases perdidas en  Primaria" y el de "menor cantidad de paros en esta rama de la  enseñanza".

* Los que enfrentan los cambios "nunca muestran un proyecto  alternativo" porque, "en realidad, no tienen un proyecto educativo  diferente del nuestro". Además, "el problema no es sólo con la  educación: estas personas son las que atacan a todas las reformas.

* Las "resistencias" a la reforma responden a "una situación que poco  tiene que ver con lo que estamos proponiendo en relación con la  educación. Tiene que ver con un clima general de confrontación que  tienen ciertos sectores políticos con cualquier cosa que no responda  al grupo de ellos".

* "Los exámenes de ingreso a la Universidad existen en todas partes  del mundo y son necesarios".

* "Estamos dispuestos a una línea de diálogo, pero la educación  privada no está obligada a seguirnos".

Estas fueron algunas de las principales reflexiones que realizó para Búsqueda el director de la Administración Nacional de Educación  Pública (ANEP), Germán Rama, al culminar el primer año de aplicación  de la reforma educativa, que se puso en práctica en 1996. La reforma  será extendida cuantitativa y cualitativamente durante el año lectivo  1997.

Germán Rama habla con varios niños durante la visita a una escuela. Fotos: ANEP

—¿Qué evaluación hace usted del primer año de la reforma educativa?

—Desde el punto de vista de la equidad, el país tiene 25 mil niños  que pertenecen al 20% más pobre de la sociedad uruguaya, hijos de padres que en un 80% sólo tienen aprobada Primaria y en esto nos hemos concentrado: en incorporar a estos niños a la educación preescolar. Hemos establecido también proyectos internacionales muy importantes, como el proyecto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que ha sido el más grande de la historia del Uruguay, con un monto cercano a los U$S 50 millones, y esto va a  significar una fuerte política de concesión a los escolares y los liceales. Por otro lado, se inició la transformación en la enseñanza  técnica a través de bachilleratos tecnológicos. Esta transformación se instalará el próximo año en edificios nuevos construidos en Salto y en el barrio del Buceo. En materia de Ciclo Básico, hemos logrado  que no deserten el 15% de los jóvenes, ni que el 20% fracasen. Para esto hemos instrumentado un programa experimental en 11 establecimientos. Su primer gran logro al finalizar el año es que  tenemos 25% menos de deserción. Los profesores que están en el  programa no se quieren ir, según lo señaló una encuesta anónima. Se  ampliarán los establecimientos con esta experiencia a 26 el próximo  año. Para esto había un reclutamiento posible de 200 profesores y se presentaron 600, sabiendo que de ser elegidos se perderían el verano  capacitándose. También innovamos en la creación de dos centros de Idiomas con la consigna de que la vida moderna significa comunicarse  en distintos idiomas. Han sido creados en Montevideo y Salto y funcionan estupendamente. El próximo año los vamos a expandir a otros departamentos, a través de convenios con las intendencias.

— A lo largo de este año, usted ha enfrentado diversas resistencias de los gremios docentes y los estudiantes y, evidentemente, esas resistencias se seguirán suscitando el próximo año con la ampliación de la reforma. ¿Cómo responderá a ellas?

—Lo primero que quisiera rectificar es la idea de la conflictividad. El año 1996 se caracterizó por ser el año de menos clases perdidas en Primaria, fue el año con menor cantidad de paros en esta rama de la enseñanza. Los maestros son la mitad de los docentes del país. En los liceos y escuelas técnicas de todo el interior, que constituyen 65%  de la matrícula, las clases se desarrollaron normalmente salvo cuando  iban estudiantes de Montevideo con camionetas a ocupar. Se manifestaron en contra de la reforma algunos sectores gremiales con  peleas internas fuertes que los llevaron a expulsar a determinadas  personas que no estaban de acuerdo con ellos. La conflictividad tiene una evidente carga política. (Eleuterio) Fernández Huidobro hace un  acto para rememorar la toma de Pando por los tupamaros y exhorta a un caceroleo contra la reforma; una coordinadora de estudiantes corta la  Ciudad Vieja en la calle Juan Carlos Gómez y quien participa allí es el edil tupamaro (Jorge) Zabalza; hay un comunicado contra la reforma constitucional que firma el Partido Comunista y que dice "no al  hambre, no a la reforma constitucional y no a la reforma educativa". Entonces, yo creo que la conflictividad tiene un marco político muy  fuerte. Las resistencias están en esos sectores y no en el conjunto  de la población.

—¿Usted piensa que esta resistencia a la reforma educativa, que  también se percibe con respecto a la reforma previsional y se constató con relación a la reforma constitucional, responde a un país  de personas que no se adaptan a los cambios?

—Esto no es general a toda la sociedad. Lo que pasa es que los más  activos socialmente están vinculados con el ámbito político. Cuando nosotros separamos los ciclos básicos del Bachillerato Diversificado movilizamos en Montevideo 15 mil de los 60 mil estudiantes inscriptos. No tuvimos una sola protesta porque la población nos  entendió y eso es un cambio mayor. Hay un grupo de personas que está  deseosa de cambios. Hay otros que los enfrentan pero que nunca demuestran lo que quieren, nunca muestran un proyecto alternativo. En realidad, no tienen un proyecto educativo diferente del nuestro. Además, el problema no es sólo con la educación: estas personas son las que atacan a todas las reformas. Incorporar 15 mil niños marginales a la educación es una revolución cultural pero también son  contrarios a esto. Yo a veces me siento desconcertado al respecto.

—¿Y usted atribuye esto exclusivamente a un sector político?

—Cuando yo inicié mis gestiones para constituir el Codicen, el presidente de la República me dio plenos poderes para tomar las iniciativas que encontrase más viables. Yo hablé con Tabaré Vázquez y le propuse que neutralizáramos la política en el ámbito de la educación. Nosotros no tenemos dos políticas de relaciones  exteriores, tenemos una, y también tenemos que tener una sola política de educación. Sin embargo, las resistencias no pude controlarlas. Yo creo que es una situación que poco tiene que ver con lo que estamos proponiendo en relación con la educación. Tiene que ver con un clima general de confrontación que tienen ciertos sectores políticos con cualquier cosa que no responda al grupo de ellos.

—¿Qué opinión le merecen los fallos judiciales que, contrariamente a su resolución, ampararon a un grupo de estudiantes sancionados?

—La Justica tiene en el Uruguay lo que se llama imperio. Debido a esto, lo único que podríamos haber hecho era apelar pero las  resoluciones judiciales crearon una situación totalmente contradictoria y la manera de solucionarlo era levantando las  resoluciones y no apelando. No fueron amparados todos los  estudiantes, hubo alumnos que no pudieron pagar los abogados, un fallo de un juez se dio en un sentido y otro en otro sentido. Esto, trasladado a un centro educativo, significaba romper la noción básica  que el educando debía tener de Justicia. Las potestades disciplinarias, igualmente, son nuestras. Si nos criticaron la forma  en que impusimos las resoluciones, no está en nuestra competencia.

—Una de las cosas que más se le ha criticado es la falta de información acerca de la reforma. ¿Cuál será su postura al respecto el próximo año?

—Creo que nunca se ha hablado tanto de educación en los medios de información como en este año. El problema es que las demandas crecen cuando la gente empieza a recibir algo. Nosotros dimos información y  por eso incitamos a una demanda por más información. También le dimos mucha información al sistema político. Le distribuimos al Parlamento el proyecto de reforma educativa y el Parlamento representa a la  sociedad. Ahora acabamos de editar para repartir entre los profesores  de las asambleas técnico-docentes seis libros que contienen nuestras  exposiciones en el Parlamento y los resultados de estudios hechos sobre las experiencias piloto y sobre la situación de los docentes. Lo que es imposible es tener reuniones en cada centro. Nosotros tenemos casi 3.500 centros educativos, nuestra administración es la máquina más grande que tiene el Estado y es muy difícil intentar la  comunicación cara a cara.

—A lo largo de la historia, la ANEP ha tenido poca relación con la Universidad de la República. ¿Ustedes manejan la posibilidad de coordinar con la Universidad en un futuro?

—La magnitud del esfuerzo que estamos haciendo no nos habilita a tener programas de integración. Primero queremos poner la casa en orden para después pensar en el relacionamiento con los demás. Además, para coordinar con la educación superior necesitamos que los  alumnos se evalúen al término de su educación media. Los exámenes de ingreso a la Universidad existen en todas partes del mundo y son necesarios. Este punto de interacción me parece fundamental para lograr la integración.

—¿Y con relación a los institutos terciarios de formación docente que pertenecen a la ANEP?

—En la parte de profesores, el problema es que el mayor déficit de la Universidad es su ausencia en el interior del país. Si la Universidad  tuviera centros funcionando en el interior sería muy importante la integración porque nuestro problema en formación docente son los  pocos profesores diplomados que existen allí. Lamentablemente el punto es al revés: los que tenemos la presencia en el interior somos  nosotros. A esto se le agrega que el año próximo montaremos un Centro  de Formación Docente en Rivera y seguiremos expandiendo estos centros al resto del interior.

—Con respecto a la enseñanza privada, tanto católica como no católica, ¿cuáles serán las políticas que seguirá la ANEP?

—Algunos aspectos de la reforma educativa que estamos implementando ya estaban en la educación privada. La educación privada tiene profesores por establecimiento y no por horas, los establecimientos  privados tienen números de alumnos muy inferiores a los establecimientos públicos y tienen una autoridad del director muy  superior que la del director de educación pública. Para las otras  partes de la reforma que no están instrumentadas estamos dispuestos a una línea de diálogo pero la educación privada no está obligada a seguirnos.

—Muchas de las personas que le hacen críticas en el ámbito educativo consideran que usted tiene buenas ideas pero que las impone con soberbia. ¿Qué respuesta tiene para esto?

—Los que dicen esto discrepan con mi noción del tiempo. Yo pienso que  la reforma de la educación no admite demoras y que es necesario hacer cosas. Yo no me puedo quedar de brazos cruzados mientras uno de cada  tres alumnos de Secundaria y uno de cada dos de UTU fracasan, mientras los niños más pobres no acceden a educación. Son los cometidos que nos da el Paralamento. Nosotros estamos para hacer cosas y si no hacemos nada, es omisión. Es posible que yo sea un hombre muy hacedor y que no consulte, pero si yo consultara con cada sector no haría nada. Consulto con los grupos técnicos y hago evaluaciones transparentes. A manera de ejemplo, nosotros dejamos de  estudiar Argentina con Urquiza en 1851 y Brasil a comienzos de los años sesenta. Nos estamos integrando con esos dos países y no sabemos  nada de ellos. En los últimos años en el Uruguay nadie hizo nada al  respecto. En las experiencias piloto se estudia el mundo contemporáneo y especialmente la región. Yo no voy a pasar cuatro  años discutiendo esto. Si eso es soberbia, mala suerte. Yo tengo que hacer estas cosas; para eso vine. Esta es la responsabilidad que tenemos ante las nuevas generaciones. El Uruguay tiene una tradición gerontocrática en el sentido de que lo que preocupa somos nosotros y no las nuevas generaciones y pienso que es más importante estudiar el mundo contemporáneo, donde van a vivir los jóvenes.

—Además de los cambios ya nombrados, ¿cuáles serán las nuevas  modificaciones educativas el próximo año?

—Vamos a incorporar a un gran número de preescolares, más de 300  grupos, entre los cuales son mayoría los de las clases más bajas. Para las escuelas rurales compramos 20 buses para hacer un programa que nos permita atender a los niños y adolescentes rurales y superar escuelas de muy bajo nivel de alumnos. Los trasladaremos a ciudades inmediatas o núcleos. Construiremos nuevas aulas en los lugares mas poblados del Uruguay, donde las escuelas están superpobladas. También haremos una reforma en sexto año incorporando dos maestros, uno especializado en lengua y ciencias sociales y otro en matemática y ciencias experimentales. En la educación media estamos resolviendo los problemas edilicios y expandiremos la experiencia piloto de  reforma. En el campo de la Educación Técnico Profesional incorporaremos los bachilleratos tecnológicos y dos edificios nuevos, uno en Salto y otro en el Buceo. Todos estos nuevos cambios son paralelos a un sistema de computación para toda la ANEP. Estamos comprando 2 mil computadores para informatizar todo el sistema educativo e instalar aulas de informática para el Ciclo Básico. Habrá, para finalizar, una gran política de capacitación docente que ha sido iniciada este año pero que se expandirá.

Información Nacional
2022-10-29T14:31:00